Debido a la inquietud que genera en pacientes alérgicos la vacunación contra SARS-CoV-2, médicos del Servicio de Alergia e Inmunología Clínica del Hospital Universitario de Puebla (HUP) realizaron un estudio para comprobar la existencia de reacciones adversas sistémicas posteriores a la aplicación de los biológicos.
Para ello, realizaron pruebas Prick e intradérmicas a 55 derechohabientes del HUP, entre 18 y 60 años, con diagnóstico de enfermedad alérgica, como asma, rinitis alérgica, conjuntivitis alérgica o dermatitis atópica. La mayoría fueron mujeres -con una media de edad de 31 años- y la enfermedad más frecuente rinitis alérgica. Todas las pruebas se efectuaron cuando el paciente ya estaba vacunado o tenía esquema completo.
Del total de pacientes, 22 presentaron sensibilidad a polietilenglicol y polisorbato, usados como estabilizadores de las vacunas contra este virus. Es decir, un 40 por ciento tuvo una alta tasa de sensibilización a los citados componentes y en especial a polisorbato 80. Otras investigaciones reportan entre un 10 y 12 por ciento de pacientes sensibilizados, indicó Edgar Flores Gonzaga, recién egresado de la Especialidad en Alergia e Inmunología Clínica.
Polietilenglicol se encuentra en las vacunas Pfizer y Moderna; mientras que polisorbato en AstraZeneca, Sputnik y Cansino. Estos componentes son excipientes y permiten prolongar por más tiempo el efecto del biológico. De acuerdo con los reportes en la literatura, estos son los responsables de reacciones adversas graves, como anafilaxia, que produce erupción cutánea, dificultad para respirar, presión arterial baja, pérdida de la consciencia o afección del tracto gastrointestinal manifestado por náusea, vómito o diarrea.
También están presentes en algunos medicamentos, como los esteroides de depósito -los que son inyectables- y laxantes usados para estudios de colonoscopia. Incluso se encuentran en los cosméticos.
Con relación al alto porcentaje de sensibilización, explicó: “Los pacientes tal vez tuvieron una sensibilización previa al exponerse a un determinado medicamento o por el uso de cosméticos. Esto también coincide con otros estudios en los cuales las mujeres tuvieron mayor grado de sensibilización”.
En el caso de los derechohabientes del HUP, la mayoría tuvo otro tipo de reacción, principalmente dolor muscular o fiebre horas después de la aplicación de la vacuna. Por lo tanto, “se comprobó que los pacientes alérgicos pueden vacunarse sin riesgo a desarrollar una reacción adversa grave posterior a la vacuna”, determinó Edgar Flores Gonzaga.
Esta investigación, su trabajo de tesis, igualmente permitió establecer pautas o recomendaciones sobre la futura vacunación. “En el caso de que salgan sensibilizados o hayan tenido alguna reacción adversa a polietilenglicol se recomienda aplicar vacunas sin este componente. La finalidad es reducir al mínimo la presencia de reacciones adversas en los futuros esquemas de aplicación”, refirió.
La dirección de tesis estuvo a cargo de Chrystopherson Gengyny Caballero López. Asimismo, participaron residentes y médicos titulares del Servicio de Alergia e Inmunología Clínica del HUP: Aída Inés López García, Daniela Rivero Yeverino, Juan Jesús Ríos López y Sergio Papaqui Tapia.