Si no lo pronunciamos, pareciera que no existe”. Con esa premisa, la arquitecta Sandra Flores Velázquez dedicó parte de su trayectoria académica a documentar la labor silenciada de las mujeres productoras de vivienda en el sitio que la vio crecer: Jesús Tlatempa en San Pedro Cholula.

La maestra en Estudios Antropológicos, y estudiante de la Maestría en Hábitat y Equidad Socioterritorial de la IBERO Puebla enfocó su proyecto de grado en la ardua labor de autogestión, organización y subsistencia que ejercen las mujeres del barrio cholulteca.

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“Las mujeres tienen una amplia participación en la autoproducción de su vivienda, pero se ven envueltas en mecanismos de silenciamiento que hacen que, de alguna forma, queden invisibilizadas”: Mtra. Sandra Flores __________________________________________________________________________________________________

El proyecto, apoyado por la Dirección de Investigación y Posgrado de la Universidad Jesuita, consistió en dotar de herramientas, aptitudes y capacidades a las mujeres que ya gestionaban gran parte de las inquietudes de sus hogares y su comunidad.

“Nos hemos enfocado en la idea de autoproducirse un espacio propio, y cómo, a partir de esta premisa, necesitamos generar habilidades. Tenemos talleres de manejo de herramienta, de construir tu primera pieza en madera, pintar con cal y tierra o el cemento y sus propiedades”, explicó.

Es de esta forma que mujeres de prácticamente todas las edades —desde 8 hasta 80 años— aprendieron no solo habilidades de construcción y autogestión, también “generan relaciones entre ellas. No solamente el hablar, el expresar sus vivencias sobre construir y sobre otros temas, sino también el escuchar a otras mujeres. Muchas de ellas me mencionaban que nunca habían contado esto a una amiga”.

Así, Sandra Flores consiguió un espacio en que las mujeres del barrio Jesús Tlatempa recobraron la confianza y construyeron una red de apoyo, escucha y colaboración. “Encontramos que se puede hacer visible la participación de las mujeres a partir de estos talleres, porque tenemos piezas y resultados tangibles”.

También, han hecho frente a los mecanismos de silenciamiento histórico que aislaron la labor de estas mujeres, y que hoy “generan un contrapeso”. Las participantes agradecieron ya no tener que depender de otras personas para hacer labores de construcción y mejora en sus hogares.

“Aprender entre mujeres y risas también es otro tipo de aprendizaje”, explicó la arquitecta, quien mostró otra alternativa de empoderamiento y motivación que se puede dar desde la academia, y que incide positivamente en la vida de las personas.