Estamos cerca de experimentar una década de deterioro democrático, según datos del último informe del Latinobarómetro. En todo el Cono Sur las juventudes comienzan a perder la fe en este sistema y empiezan a inclinarse por esquemas autoritarios; México no es la excepción: un tercio de la población ya no ve una diferencia sustancial entre los regímenes democráticos y los que no lo son.

Estos datos no son menores para el Mtro. Roberto Alonso Muñoz, coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas e Innovación Democrática, que contextualizó esa recesión en medio de la crisis del sistema neoliberal. Este factor pone en riesgo diversos frentes, por lo que su problematización requiere de un análisis profundo que retome el antes, durante y después de este suceso.

El Dr. Juan Carlos Monedero, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, expuso en la IBERO Puebla una visión analítica y retrospectiva del proceso de erosión democrática en el contexto mexicano, y cómo este es resultado de una mala praxis gubernamental cimentada por sistema neoliberal.

Para el politólogo, “estamos en un momento lleno de ruido”, donde cada acontecimiento en el mundo se ve altamente marcado por perspectivas polarizadas que se alejan del diálogo y buscan la confrontación. “Tenemos que identificar el ruido, quién lo crea, y ver si no es cacofonía”, explicó.

El ruido es la consecuencia de la crisis, que es “el momento donde lo viejo no termina de marcharse, lo nuevo no termina de llegar y aparecen los monstruos”, que son las consecuencias más duras del declive neoliberal: la violencia, la desigualdad, y la división.

Existen fenómenos puntuales que evidencian la debacle del neoliberalismo. La división entre derechas e izquierdas es uno de ellos. Para el experto, “detrás del auge del fascismo siempre hay un fracaso de las transformaciones de izquierda”. El régimen actual, en este caso, ha sostenido una democracia liberal que sigue beneficiando a unos cuantos y que no se desmarca sustancialmente de los regímenes pasados.

Igualmente, la devaluación de los bienes públicos que progresivamente se privatizan ha llevado a la humanidad a tomar las vías de la fuerza. “Uno puede no ver las causalidades, pero si desmantelas los bienes públicos a los ojos de la gente, solo vale la violencia”.

Sin embargo, enfocarse en las malas noticias es limitar la conversación y decantarla a un escenario apocalíptico que solo indica que es el fin del sistema neoliberal. “El modelo neoliberal está en crisis porque ya no da respuestas”, redondeó Monedero.

Movimientos como el feminismo o la organización de los pueblos originarios vienen a dinamitar el neoliberalismo por su carácter social y popular, algo que no busca dicho sistema e incluso amenaza con reprimir estas movilizaciones constantemente.

Las ciencias políticas tienen un papel preponderante en un escenario así, pues tienen el deber de explicar las crisis desde una perspectiva crítica en beneficio de la sociedad. “Si no sirve para beneficiar a las mayorías, pues maldita ciencia política”; de esa manera, el ponente exhortó al estudiantado a poner sus conocimientos y práctica en beneficio de las y los demás.

Juan Carlos Monedero llamó a llenar el corazón de apoyo a las instituciones, de activismo en las calles, militancia desde el relato y de alegría: cuatro factores esenciales para hacer frente a este cambio histórico. “Si inyectamos pueblo en las cosas, las cosas cambian y se hacen alegres. Por eso, apostar por la alegría es una herramienta tan importante como militar en las instituciones en la calle y en el relato”.