Es importante que la gente reflexione sobre el comportamiento social que se registró durante la pandemia del SARS-CoV2 y las enseñanzas que ha dejado la situación de salud actual en México y en todo el mundo.
La gente es fundamental que se comporte de la mejor manera y no sacrificar a otras personas por un beneficio personal inmediato, siguiendo las indicaciones de las autoridades de salud ante este tipo de contingencias de salud, como el quedarse en casa, lavarse las manos y usar cubrebocas, recomendó Rocío Baños Lara, Directora del Centro de Investigación Oncológica Una Nueva Esperanza y profesora de la Facultad de Medicina de la UPAEP.
Señaló que es importante promover y convencer a la gente de la importancia de vacunarse, ya que las vacunas han sido vigiladas meticulosamente y han pasado por los mejores expertos alrededor del mundo. Además, una enseñanza que nos deja la emergencia sanitaria es que podemos trabajar desde casa en muchas situaciones, lo que debe ser un aprendizaje para las empresas y las instituciones educativas.
Hizo un llamado a seguirnos cuidando y a ser suficientemente inteligentes para valorar el riesgo, especialmente si se tienen ciertas condiciones de salud o en casa se tiene familia con salud afectada o en mayor riesgo. También hizo hincapié en la importancia de seguir vacunándose y de obedecer las indicaciones de las autoridades de salud.
Para conocer más sobre las implicaciones del término de la emergencia sanitaria por COVID-19 y las medidas preventivas recomendadas para la población, la Dra. Rocío Baños compartió lo siguiente, el pasado 4 de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró terminado el estado de emergencia sanitaria de preocupación internacional por la COVID-19 (1, 2). A esta decisión se sumaron posteriormente las de otros gobiernos como el mexicano, que dio por terminada la emergencia sanitaria el 9 de mayo (3), y el de los Estados Unidos de América, que hizo lo propio el 11 de mayo (4).
Esto significa que el SARS-CoV-2 deja de considerarse como un virus emergente, y se contempla como uno más de la lista de coronavirus que afectan a humanos y algunas especies animales. El virus, es necesario insistir, sigue causando COVID-19 alrededor del mundo; para muestra están los 11.7 casos nuevos diarios confirmados por cada millón de habitantes, reportados el pasado 10 de mayo (2023), cifras similares a las reportadas el 20 de mayo del 2020 cuando la velocidad de incremento de casos era vertiginosa y aún no se contaba con vacunas (5).
Como consecuencia del levantamiento de la emergencia sanitaria, podrían darse dos situaciones preocupantes a nivel global: la primera pudiera ser el recorte de recurso destinado a la investigación en temas de COVID-19 (6); esto sería un error, ya que si bien, la mortalidad se ha reducido del 10 al 1% gracias a las vacunas (7), hay todavía mucho que documentar e investigar acerca de las consecuencias a largo plazo de la enfermedad, y acerca de cómo la viven los grupos que tienen enfermedades subyacentes, por ejemplo, los pacientes con cáncer. La segunda consecuencia pudiera ser el relajamiento en la vigilancia epidemiológica, por lo que el surgimiento de variantes de preocupación, pudiera detectarse tardíamente o pasar inadvertido (6).