
El doctor en Sociología y especialista en terapia corporal, Ángel Fernando de Dios Ríos, presentó su conferencia “Entre el plato y el espejo” en la IBERO Puebla como una charla necesaria ante la rampante obsesión por la superficialidad corporal de los últimos años. Para el ponente, la revisión histórica y contextual de la estética permite comprender las narrativas deshumanizantes de la imagen corporal.
“¿Quién soy? ¿Cómo sé quién soy? ¿Me gusto? ¿Cómo sé si me gusto?”. Estas preguntas captaron la atención de los presentes, invitó a la reflexión y dio un vistazo de la preocupación del expositor. Las trampas de la imagen corporal, que se ocultan en la vida cotidiana, fueron enlistadas durante la charla.
“A nadie le conviene que te gustes, pues donde hay inseguridades nace el negocio; piensa en todos los negocios que sobreviven de tus inseguridades”, puntualizó. Cabe observar el riesgo de la cirugía estética, las omisiones de algunos productos de belleza, la farsa de varias marcas de alimentos y bebidas dietéticas, la opacidad de ciertas farmacias, la obsesión por los gimnasios, las estéticas abarrotadas o los influenciadores que engañan.
“En Puebla, el precio promedio de una rinoplastia estética es de 50,000 pesos. El precio medio de una mamoplastia estética suele estar alrededor de 60,000 pesos […] uno de los anuncios ofrece la liposucción abdominal desde 80,000 pesos”, ejemplificó el Dr. Fernando de Dios Ríos.
“Lo corporal es el escenario y vehículo de todo el drama humano: tenemos que trasladarlo para sentir, interactuar y experimentar; por otra parte, lo imaginario es toda interacción que se hace a través de un medio donde no cabe el cuerpo: no hay sensaciones, olores, sabores, tacto, movimiento ni contacto”, Dr. Ángel Fernando de Dios Ríos ______________________________________________________________________________________
Desde el capitalismo de belleza se dictan reglas de percepción y aprobación basadas en el utilitarismo del cuerpo humano; toda su estrategia de mercadotecnia se sostiene en seguir señalando los supuestos defectos y sembrando inseguridades: “Quererme a mí mismo o gustarme no es una decisión, es una práctica. La autoestima no se eleva con motivación ni inspiración”, clarificó el especialista.
Para el ponente, la insatisfacción corporal es un mandato social. Al ciudadano del mundo se le ordena sentirse insatisfecho con el cuerpo, se le tacha de mediocre. Es así como se vive en una era sin cuerpos; la paradoja de una imagen corporal donde el cuerpo es el gran ausente en medio de la saturación digital.
“Todos los adolescentes de esta generación están condenados a desconectarse y disociarse para no sentir; seguir todas las normas de belleza artificiales impuestas en una carrera constante y conflictiva para huir de una insatisfacción que no tiene final; y entablar una lucha contra su propio cuerpo”, pronosticó el Dr. Fernando de Dios Ríos.