Este trastorno psicológico empieza a ser frecuente entre la población debido a la incertidumbre que ocasiona el cambio climático y sus impactos en la vida cotidiana.


Sequías, olas de calor, inundaciones, deshielo. Esas son solo algunas de las consecuencias del cambio climático que se viven en la actualidad.

La humanidad enfrenta una alerta constante al ver los impactos de la contaminación, el consumo desmedido y el uso de combustibles fósiles alrededor del mundo. Organizaciones de salud mental y global, como la Asociación Americana de Psicología, clasifican este efecto como ecoansiedad: el miedo crónico al deterioro medioambiental.


“Los jóvenes están percibiendo que ya no es reversible la contaminación”, afirma la Dra. Ericka Escalante Izeta, coordinadora de la Maestría en Desarrollo Humano de la IBERO Puebla, quien brinda recomendaciones para poder reconocer esta afectación que la OMS cataloga como otra necesidad a atender por parte de los gobiernos.


Además, da a conocer algunas estrategias para mantener la calma en medio de la crisis, como aprender a meditar y respirar correctamente, e incluso realizar acciones en lo cotidiano que aporten al cuidado de la naturaleza y los ecosistemas, como optar por envases y productos reutilizables o no utilizar en exceso el automóvil.