El populismo es una tendencia política que cobró fuerza en América Latina desde principios del siglo XXI. De origen, se define como una corriente que busca estar cerca del pueblo o las clases populares. La división social, los líderes simpáticos y las tendencias autoritarias son algunas de las características de esta tendencia que, según describe el Dr. Alberto Olvera en su libro El populismo: estado de la cuestión y el caso de México, llegaron al país de forma tardía pero contundente.
El análisis propuesto en este libro tiene como principal propósito “hacer accesible el debate internacional sobre el populismo a un público amplio”, que, además, se ha ido expandiendo en el mundo a partir de los rostros recientes de la política que han surgido en diferentes partes del mundo.
Por esto y más, al autor le parece una discusión urgente en un contexto político que se ve cada vez más convulso y complejo de entender. Ante ello, el Dr. Enrique Peruzzotti, profesor de la Universidad de Torcuato Di Tella y comentarista de esta obra, hizo una distinción necesaria sobre el populismo clásico y el moderno, que, si bien parten del mismo punto, hay diferencias sustanciales.


“Hemos llegado al punto en donde cualquier cosa es populismo y ninguna lo es”: Dr. Alberto Olvera


“El populismo clásico en América Latina surge en un contexto de modernización […] En este contexto, el populismo clásico es un proceso de transición de los regímenes oligárquicos a la política, pero este fenómeno está pensado en términos de incorporación política”, describió el experto.
Es por ese antecedente que el Dr. Enrique Peruzzotti definió el populismo como “la expresión de una democracia más radical” que se aleja de la democracia representativa, y que, en cambio, contiene tintes autoritarios, que, si bien ha supuesto “reales avances democratizantes, al mismo tiempo se combinan con institucionalidad autoritaria”.
El Dr. Víctor Reynoso, profesor-investigador de la UDLAP, afirmó que esta obra “describió el escenario mexicano del fin de semana pasado”, a propósito de la aprobación de la reforma judicial en la SCJN. En ese sentido, valoró el escrito del Dr. Olvera como trascendente e importante en México.
De esta forma, él mismo se preguntó: ¿el populismo implica el deterioro de la democracia? A lo que respondió que “la democracia no es solo la decisión de las mayorías en la elección presidencial, es también todo un entramado institucional de rendición de cuentas vertical y rendición de cuentas horizontal. La democracia es eso que nos protege a los individuos del poder político”.
Así pues, concluyó que si lo que se vive en México en la actualidad es un populismo naciente, “eso implicaría un deterioro de la democracia o el fin de la misma. Entra este populismo radical, o democracia radical, que es el populismo”.
Para definir si México vive o no esta etapa nombró algunas características importantes, como que es una imaginación política, que divide y polariza a la sociedad, y pone todo el conocimiento “del pueblo” en un solo líder, que es visto como “bueno y sabio, y por eso no necesitamos instituciones”.
El autor y los dos comentaristas vieron en el escenario mexicano una llegada tardía de esta tendencia política, pero de una forma más inusual a la que el Dr. Olvera calificó de experimental, pues aún no se pueden dimensionar los impactos certeros de la administración saliente y la actual.