Las rutas gastronómicas son itinerarios diseñados para celebrar la rica diversidad culinaria de una región. En el caso de Puebla, estas rutas permiten a los visitantes explorar una amplia variedad de sabores, platos tradicionales y nuevas propuestas culinarias, todo mientras descubren la historia y la cultura detrás de cada bocado.

Los recorridos incluyen visitas a mercados locales, restaurantes emblemáticos, talleres de cocina y degustaciones en sitios diversos, ofreciendo una experiencia completa que va más allá del simple acto de comer.


Respecto a este tema, Massiel Macedo Vázquez, licenciada en Administración de Hoteles y Restaurantes, maestra en Administración con especialidad en Mercadotecnia de Servicios y docente de UMAD en la Licenciatura en Negocios Turísticos detalló: “Una ruta gastronómica es aquella que integra experiencias que involucran a la comunidad, la cual tiene el orgullo de presumir y explicar en un platillo.

Otro aspecto importante es mostrar la esencia de la comunidad, con su historia, valores y tradiciones, que van desde la recolección de los frutos y verduras hasta el ritual que, en algunas ocasiones, llevan a cabo previo al sacrificio de la proteína; también se involucra a los utensilios, los cuales, en muchos casos, son elaborados por la misma comunidad.

Es un momento espiritual de compartir con el visitante “amigo” lo que somos”.


Desde hace ya varios años se realizan trabajos de difusión a nivel nacional e internacional de platillos poblanos como el chile en nogada y el mole de caderas, sin embargo, estos son de temporada. No obstante, tal y como menciona la docente de UMAD, existen propuestas culinarias atemporales y, por ende, potenciadoras del turismo en el periodo vacacional que se aproxima.


“Tenemos el mole poblano y también contamos con otros platillos y bebidas atemporales que bien vale la pena integrar en “una ruta gastronómica de comida y bebida”; tenemos, por ejemplo, una orden de chalupas, una pelona o molote, acompañadas con una cerveza artesanal poblana o quizá una sidra; también, como digestivo, tenemos la opción de un nevado o una pasita; por la noche se pueden degustar unos churros, café o chocolate local. Al día de hoy, Puebla incursiona con firmeza en la oferta de sus propias uvas y, por ende, sus marcas de vinos ofrecen experiencias de cata, degustación y maridaje.

Las rutas gastronómicas de Puebla tienen potencial para generar un impacto positivo en el turismo hacia finales de 2024 y principios de 2025 y, por ello, es importante dedicar esfuerzos en establecer convenios para la difusión nacional de la oferta gastronómica poblana”.